Muchos de ustedes saben que creo mucho en la meditación.
Una de las actividades que más me ayudaron durante mi tratamiento contra el cáncer de mama fue la meditación. Justo antes de empezar mi tratamiento me tomé un curso intensivo de 10 días con una técnica llamada meditación trascendental para aprender “bien” a meditar. Quería asegurarme de que mi ansiedad y mi miedo estuvieran más controlados para todo lo que venía.
La realidad es que hay muchas maneras de entrar en procesos meditativos que pueden ayudar a calmarnos en los momentos de mayor miedo y estrés.
A estas alturas, si te interesa el tema y aun no lo haces, probablemente has oído todo sobre los beneficios de la meditación. Pero con tantos tipos de meditación entre los que elegir, empezar puede resultar abrumador.
Hoy te quiero platicar de una técnica que además es maravillosa mientras estás pasando por el proceso de vivir con cáncer de mama.
Se trata de desarrollar una mayor conciencia de las sensaciones corporales que tienes, pues el conectarte a tu yo físico permite también obtener una mayor comprensión de las posibles causas de las emociones no deseadas.
Es aprender a reconocer lo que está sintiendo tu cuerpo para ayudarte a entender lo que está mal. Todas las emociones que nos incomodan se sienten en el cuerpo: como ese vacío de miedo que se siente en la boca del estómago cuando vas camino al quirófano, o como ese dolor de garganta que se siente cuando tienes miedo a preguntar lo que sigue... El identificar las emociones y los sentimientos en nuestro cuerpo nos permite comunicarnos de una manera muy tangible y directa con nosotros y con lo que nos está pasando.
Lo que es una realidad es que la meditación sirve para muchas cosas y está comprobado científicamente:
- Mejora del sueño - Alivia la ansiedad y baja el nivel de estrés - Permite una mayor conciencia de ti misma - Aumenta la autocompasión - Reduce el dolor
Las meditaciones conectando con las sensaciones del cuerpo son una gran opción para ti ahora.
¿Cómo empezar?
Puedes pensar en un escáner corporal como una radiografía mental que viaja lentamente a través de tu cuerpo.
Haz lo siguiente:
Ponte cómoda: Empieza por ponerte cómoda. Acuéstate o siéntate en una posición que te permita estirar tus brazos y piernas fácilmente.
Concéntrate: Cierra los ojos y comienza a concentrarte en tu respiración. Nota la sensación de que el aire entra y sale de tus pulmones al inhalar y exhalar.
Elige por dónde empezar: Empieza donde quieras - mano izquierda, pie izquierdo, mano derecha, pie derecho, la parte superior de la cabeza. Concéntrate en ese punto mientras continúas respirando lenta y profundamente.
Presta atención: Abre tu conciencia a las sensaciones de dolor, tensión, incomodidad o cualquier cosa fuera de lo común.
Ve despacio: Pasa entre 20 segundos y 1 minuto observando estas sensaciones.
Reconoce: Si empiezas a notar dolor e incomodidad, reconoce y siente cualquier emoción que estas sensaciones te traigan. Acéptalas sin críticas. Por ejemplo, si te sientes frustrada y enojada, no te juzgues por estas emociones. Nótalas y déjalas pasar.
Respira: Continúa respirando, imaginando que el dolor y la tensión disminuyen con cada respiración.
Suelta: Lentamente libera tu conciencia mental en esa parte específica de tu cuerpo y redirígela a tu siguiente área de enfoque. A algunas personas les resulta útil imaginar que liberan una parte del cuerpo mientras exhalan y pasan a la siguiente mientras inspiran.
Muévete: Continúa el ejercicio a lo largo de tu cuerpo de manera que tenga sentido para ti, ya sea que te muevas de arriba a abajo o de arriba hacia un lado y de abajo hacia el otro.
Observa los pensamientos que tienes: A medida que continúas explorando a lo largo de tu cuerpo, notarás cuando tus pensamientos comiencen a suceder. Esto ocurrirá probablemente más de una vez, así que no te preocupes. Deja que pasen. No te claves... Simplemente vuelve suavemente a tu conciencia y en donde te quedaste.
Visualiza y respira: Una vez que termines de escanear partes de tu cuerpo, deja que tu conciencia viaje a través de tu cuerpo. Visualiza esto como un líquido llenando un molde. Continúa inhalando y exhalando lentamente mientras te sientas con esta conciencia de todo tu cuerpo durante varios segundos.
Vuelve a donde estás: Lentamente libera tu enfoque y vuelve a poner tu atención en lo que te rodea.
Practica: Puede que notes alguna mejora inmediatamente. Por otra parte, el escáner corporal puede parecer que no tiene ningún efecto. También podrías despertar tu conciencia en torno a la incomodidad, haciendo que parezca peor.
Esto puede hacer que dejes de meditar, pero intenta hacer algunos intentos más para ver si las cosas mejoran.
Si hay algo que hayas descubierto, anótalo en una libreta y así podrás llevar un registro de tus sensaciones.
Mucha gente no disfruta de la meditación o no nota ningún beneficio las primeras veces que la prueban. Pero los expertos sugieren que vale la pena meditar regularmente, aunque no te guste.
No te preocupes por la perfección: Cuando se trata de la meditación, no hay un solo enfoque "correcto". Al final, el mejor tipo de meditación es el que funciona para ti.
Mucha gente encuentra que es más útil meditar a la misma hora todos los días y en el mismo lugar. Esto puede ayudarte a formar el hábito, pero no te preocupes demasiado si tienes que acortarlo a veces.
Meditar durante 15 minutos, incluso 5 minutos, es mejor que no meditar en absoluto: Probablemente te distraigas, y eso está bien. Todo el mundo lo hace. En vez de hacerte la vida imposible, anímate a seguir intentándolo. Recuerda, puedes meditar en cualquier lugar.
Si quieres un ejemplo de meditación, te comparto este video donde junto con Tania Elías, terapeuta profesional, hicimos una sesión en vivo en un Facebook Live. Chécala, para comenzar en este mundo es ideal.
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