Muchos doctores recomiendan llevar a cabo ejercicios de bajo impacto cuando se pasa por el tratamiento de cáncer de mama. Y seguramente estás pensando “Tengo cáncer de mama, estoy tratando de cuidar de mi familia y mi vida en general, estoy tratando de seguir con mi trabajo, estoy enferma, estoy adolorida, y con muchos esfuerzos puedo salir de la cama y ¿quieres que me ejercite?...¿neta?”
Te entiendo perfecto, si no eres la “sport Billy” del grupo, seguramente estarás pensando en que es imposible sumarle actividad al momento.
Yo pasé por lo mismo, y aunque siempre he hecho ejercicio, nunca ha sido como para ser adicta y no poderlo dejar. Así que si eres de mi grupo y no sabes ni por donde empezar, te cuento que existen diferentes tipos de ejercicio que además de ayudarte a mantenerte en movimiento y desintoxicar tu cuerpo, te llenarán de energía sin exigirte de más:
Caminar
La Yoga
Pilates
Tai Chi
Bailar
Movimientos en la cama y en lo sillones
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Si te preguntas cuál es el papel del ejercicio en tu recuperación, te diré que es un factor que puede ayudarte mucho. El movimiento es vital para mantener el cuerpo sano, para desintoxicarte de los químicos y medicamentos que tomas y por supuesto, para hacerte sentir mejor y con más energía.
Antes de empezar es importante consultes con tu médico si ejercitarte es adecuado para ti en ese momento, pues a veces debemos esperar a que cicatrice una cirigía por ejemplo.
A continuación te daré algunos consejos para comenzar a ejercitarte de forma segura. Es muy importante que tengas en claro que no debes de exigirte de más, pues puede llegar a ser contraproducente. Haz lo que tu cuerpo te permita hacer y poco a poco puedes ir subiendo la intensidad si te sientes cómoda con ello.
1. Hazlo desde casa
Como lo mencioné antes, puedes iniciar con ejercicios ligeros y poco a poco construir gradualmente tus rutinas. Cosas como estacionarte lejos de la entrada del hospital para caminar más, o dar un paseo corto por tu colonia puede ayudarte mucho, te sorprenderás como hasta el más pequeño esfuerzo te ayuda física y emocionalmente.
2. Hasta el movimiento más pequeño cuenta
Hasta en los peores días, hacer el mínimo esfuerzo de moverte, te ayudará no sólo en la parte física, sino también en la mental.
Mientras estas en la cama, puedes mover tus piernas o brazos en círculos. No tienes que hacer mil repeticiones, has lo necesario para ti.
Sirven también unos estiramientos en el piso.
3. Mídete y hazlo sin excederte
Muchas veces, algo de ejercicio puede ayudarte a sentirte normal de nuevo. El ejercicio fue para mí un factor muy importante para sentirme bien conmigo y en momentos en los cuales me ejercitaba, me olvidaba de que estaba postoperatoria y en el medio del tratamiento.
Sí, es bueno, moverte, ejercitarte etc. Pero tienes que hacerlo conscientemente. No pienses en correr un maratón de 5 kilómetros, porque puede ser perjudicial para ti. Haz cosas que estén a tu alcance, que no vayan a lastimarte o agotarte de más.
Incluso en tus días buenos, no olvides que estás en tratamiento.
4. Que no te importe lo que los otros piensan
No tienes que decírmelo, sé que no te sientes en tu mejor momento para salir a la calle y que te vean, ahora imagina, que te vean hacer ejercicio, sí, puede ser más difícil, pero que esto no te impida hacer algo por ti y por tu salud. Qué no te importe como te veas o lo que la gente piense, hazlo por ti.
5. Recuerda los beneficios del ejercicio
A muchos doctores les preocupa que el entrenamiento de fuerza pueda desencadenar la aparición del linfedema, que es la hinchazón de los tejidos blandos del brazo. Si te has sometido a una cirugía de cáncer de seno, y especialmente si se le extirparon los ganglios linfáticos, tienes riesgo de padecer linfedema. Es cuestión de que te prepares y uses una manga de compresión. Consulta con tu médico y visita al fisioterapeuta si es el caso para que te indiquen el tipo de manga y medidas a usar en el ejercicio y cualquier esfuerzo físico.
Yo a la fecha, uso mi manga para bailar que es mi ejercicio favorito.
Otra gran ventaja de hacer ejercicio es que desencadena la apoptosis, es decir, la muerte de las células cancerosas.
El ejercicio puede ayudarte a:
Aumentar la energía
Reducir la fatiga
Prevenir el aumento de peso
Manejar el estrés y la ansiedad
Mejorar la salud ósea
Mejorar la salud del corazón
Mejorar el sueño
Prevenir el estreñimiento
6. Práctica segura
Aquí hay algunas cosas a tener en cuenta al hacer ejercicio durante el tratamiento.
Siempre habla con tus médicos y especialmente con un especialista en linfedema antes de embarcarte en un programa de ejercicios.
Es posible que le recomienden que vayas equipada con una manga de compresión para ayudar a minimizar la hinchazón en tu brazo.
La rutina que solías hacer antes del cáncer puede no ser apropiada durante el tratamiento.
Tu médico también puede ayudarte a determinar qué ejercicios puedes realizar tú misma y cuáles pueden necesitar la ayuda de un fisioterapeuta.
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Un poco de motivación extra
¡No te olvides de las endorfinas! El ejercicio produce endorfinas en tu cuerpo, y las endorfinas te ayudan a sentirte feliz.
Ser feliz es muy necesario durante el tratamiento del cáncer. Poner tu lista de reproducción favorita y bailar como si fueras adolescente otra vez, incluso si fuera por una o dos canciones, bailar siempre levanta el ánimo.
Aquí está mi lista de reproducción de supervivientes de energía optimista, poder femenino y música explosiva para hacer ejercicio:
Hónrate a ti misma, ámate a tí misma. Eres hermosa. Eres una sobreviviente hoy.
Por último recuerda que para poder sanar y fortalecer tu cuerpo, no sólo debes hacer ejercicio, cuidar lo que comes y usar la comida a tu favor a lo largo del proceso de cáncer de mama es mi mejor consejos.
Te comparto una GUÍA de todo lo que necesitas saber a la hora de comer cuando tienes cáncer de mama.
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