Hoy quiero compartirles algo que me parece muy importante justo en este momento por el que estamos pasando como sociedad a nivel mundial.
Hay mucha información en todos lados no sólo sobre el famoso COVID, hay también un movimiento importante que nunca antes había sentido sobre el mensaje que el Universo nos está mandando. Y es quizá, después del cáncer, la única siguiente vez que el Universo, Dios o la Vida, cómo quieras llamarle, me ha detenido de nuevo.
Y siempre la primera pregunta es… ¿y por qué?... y después de reflexionar y meditar en estos días me respondo que es porque era la única manera para que frenáramos como sociedad y nos ubicáramos en lo que es verdaderamente importante, eso intangible que no se mide por lo que “hacemos” ni lo que “tenemos” sino por lo que “somos”.
Creo firmemente en que es un hecho que estamos viviendo esto porque “lo necesitábamos” como sociedad, necesitábamos parar, frenar, detenernos y vivir el presente, sin control del futuro, sin certidumbre del mañana, sin poder planear ni pensar en todo lo que tenemos o debemos hacer… simplemente aprendiendo a “estar” de verdad en el hoy y en el presente y sin posibilidad de planear más allá de lo indispensable y de lo inmediato.
Llevamos hasta hace unas semanas, días interminables de ir corriendo, llenándonos de actividades para nosotros, para nuestros hijos, pensando siempre en el mañana, en lo que tengo y debo hacer, planeando el futuro pensando que de verdad tenemos es súper poder de controlar todo… no sabíamos qué es disfrutar un día a la vez. Vivimos sin darnos cuenta “real” de que lo que hacemos, no sólo nos impacta como individuos sino como sociedad y que además, somos una pequeña partecita de un todo majestuoso e inmenso que no podemos controlar.
Y es que en realidad la pregunta debiera ser… ¿para qué?... y es aquí cuando el tono cambia porque hacer esta pregunta implica “responsabilidad” ante la búsqueda de la respuesta.
Y aquí les comparto mis para qués…
¿Para qué?
Para que me de cuenta de lo importante en la vida, que es “estar” presente, para que valore mi casa, mi espacio, mi tiempo, mi cuerpo, mis relaciones más cercanas, a mi hija, a mi marido, a las personas que me ayudan en casa. Que verdaderamente viva el día sin poner energía en el mañana, que no puedo controlar, para que aprenda a vivir con lo mínimo indispensable del mundo material y a la vez con lo más grande que tengo que soy yo, mi vida.
Para que me escuche, me observe, me reconozca y me comparta. Para soltar, para dejar fluir, para llorar, para aceptar mi vulnerabilidad, para conectarme conmigo más tiempo, porque eso es lo que necesito. Para enfrentarme conmigo, con mis pendientes, con mis heridas y mis dolores sin atender. Para agradecer por todo lo que si tengo. Para recordar eso que ya sabíamos pero no que entendíamos, que estamos aquí por algo mucho más grande que todo lo que se puede ver con los ojos. Para escucharme, para perdonarme, para encontrarme, para revisar mis prioridades, para verme…para “ser” en vez de “hacer”.
Es el momento de estar con nosotros, no tenemos opción, es el momento de ver hacia adentro y escuchar nuestras necesidades, es el momento de disfrutar la vida desde lo más simple y sencillo que damos por hecho sin siquiera reconocer. Es momento de atender nuestro interior, escuchar nuestro corazón, nuestra intuición y sentir… todo lo que estemos sintiendo… es momento de vernos y reconocernos, es momento de amarnos.
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