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Y nada termina cuando termina

Actualizado: 25 ago 2023


Parece que terminaste, que has pasado por cirugía, sesiones de quimioterapia, radiaciones, hospitales, consultorios, farmacias, y sobretodo tu cama…tu refugio para descansar y desconectarte del sufrimiento y el dolor, pero no ha terminado aun.

Tu cuerpo está agotado, intoxicado, traumado literalmente.

Tu mente empieza a ver el final, se siente orgullosa, triunfadora, satisfecha…¡lo has logrado! ¡MUY BIEN!

Pero no te aceleres, aprovecha toda esa energía de triunfo para planear lo que sigue con calma, paciencia y mucha tolerancia. Has terminado esta parte, pero viene otra que requiere de tu plena atención y escucha a tu cuerpo: tu recuperación.

Recuerdo ver el final de mis radiaciones, que eran lo último en mi tratamiento como la oportunidad para volver a ser la misma que antes: comer de todo, desvelarme, festejar con vinito, bailar a todo lo que da, hacer mil cosas en el día, recorrer la ciudad con miles de pendientes, y estar en todo al mismo tiempo. Además, mi cierre se cruzaba con el fin del año, ¿qué mejor momento para iniciar un nuevo ciclo lleno de salud, éxito y nuevas oportunidades?

Pero no estaba lista, ni siquiera sabía todo lo que me faltaba por pasar.

No se trata de asustarte, sólo quiero compartirte algunos consejos que hubieran hecho una gran diferencia en mi recuperación. Porque nadie te dice que aún falta mucho cuando terminas.

Te has acostumbrado a sentirte mal y de eso te darás cuenta con las semanas y los meses que vayan pasando.

1. Descansa, descansa, descansa

Han sido muchos días de gran trabajo emocional y físico. Aun no estás lista. Es más, debes asegurarte de ahora si realmente recuperarte así que descansa todo el tiempo que puedas. Tu cuerpo te dirá cuando estés realmente lista, pero te va a tomar semanas y meses. Sé paciente contigo. Date tiempo para ti y para seguir recuperándote. Duerme ocho horas y descansa todo el tiempo que puedas.

2. Sigue cuidando tu alimentación

Tu cuerpo sigue a mil, procesando, eliminando, destruyendo y limpiando todos los medicamentos que has estado tomando por meses. No esperes que una semana después todo está listo. También te tomará semanas y meses así que trata de seguir ayudando al cuerpo a través de tu alimentación. Ayúdale con alimentos nutritivos pero fáciles de digerir y absorber: frutas, verduras, jugos naturales, carbohidratos complejos, más proteínas vegetales que animales y grasas adecuadas. Evita el exceso de carne roja que es difícil de digerir, los lácteos que no sean orgánicos y de buena calidad y desde luego las harinas y azúcares refinadas.

El cuidar lo que comes ayudará a que tu cuerpo y tus órganos como el hígado y los riñones se recuperen antes.

3. No te llenes de actividades

El sentido del éxito y del triunfo en este reto de la vida que acabas de superar te mandará mensajes de que estás lista, de que eres invencible y que puedes con todo.

A partir de ahora te darás cuenta de que nunca volverás a ser la misma. Y que no se trata de hacer y estar en todo, sino de escoger lo que realmente es importante y hace la diferencia en tu vida. Este freno también debe enseñarte que, aunque la vida nos empuje a ir a mil, debemos frenar, disfrutar y gozar todo. Escoge todo lo que vas a hacer con esta consciencia.

4. Muévete, pero se paciente

Si eres una gran deportista, esto será uno de esos temas que más te frustren. Pues aunque te hayas mantenido activa todo el tiempo, te darás cuenta de que has perdido mucha condición. Y es normal. Sólo es cuestión de paciencia y de que recuerdes que acabas de correr el maratón de la vida, ¿qué mejor que haberlo ganado?

Arranca poco a poco y disfruta de tus logros por pequeños que sean.

5. Mantente alejada de riesgos para tu salud

Y este suena como a recomendación de abuelita. Además, ¿qué significa eso? Cuando vivimos en una ciudad como la nuestra y en un mundo lleno de riesgos, contaminantes, y chatarra. Pues bueno, se trata de lo básico a lo que nuestras abuelitas se referían: evita estar en lugares llenos de multitudes, evita comer en los puestos de memelas y delicias de la calle, evita estar cerca de otros enfermos, evita los cambios bruscos de temperatura…y así. ¿Por qué? Pues porque tu sistema inmunológico está muy dañado y le faltan meses para estar al cien. Es importante que no te expongas de más para no enfermar.

Yo no creía en esto y me enfermé seriamente de neumonía, no paré de viajar y no paré de hacer todo, así que pagué las consecuencias: estuve internada otros doce días por algo que hubiera podido evitar y pensando en que nunca me pasaría.

Cuídate, has pasado ya por mucho, cierra este ciclo de vida llena de consciencia sobre tu cuerpo, sobre tu vida y sobre ti.

Y hoy, 10 años después puedo decirte que sigo cuidándome, haciendo conciencia de lo que me hace bien y mal, sigo aprendiendo a escucharme y a cuidar mi cuerpo, mi mente y a alimentar mi espíritu...


Porque no he terminado de crecer gracias a este proceso que viví y hoy sé que aun tiene muchos regalos pafa mi.


Por eso digo siempre que el cáncer no es el fin sino el principio…así como el amanecer diario es el principio de todos los días, así como ver la luna es el principio de un anochecer, así vivir la vida después del cáncer es una nueva oportunidad constante para volver a empezar.


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