Como sobreviviente de cáncer de mama puedo asegurar una sola cosa; el miedo nunca se va. No me gustaría decir que es algo con lo que aprendemos a vivir porque creo firmemente en la construcción de una vida creada desde la esencia. Sin embargo, creo que es importante entender que como seres humanos el sentimiento del miedo es recurrente enfrentemos o no una enfermedad como el cáncer.
Cuando fui diagnosticada lo primero que me pregunté fue “qué va a pasar ahora” para mi sorpresa cuando mi doctora dijo que el tratamiento había terminado me pregunté lo mismo “qué va a pasar ahora”.
La realidad es que cuando enfrentas el cáncer, durante el tiempo que dura tu tratamiento solo puedes pensar en todo lo que está tu alcance para sanar y salir adelante además de que tus actividades habituales se ven remplazadas por visitas al médico, noches en el hospital, citas para la quimioterapia y muchas pero muchas horas descansando en casa.
Claramente al terminar, regresar a mi rutina fue aterrador y la verdad es que no había notado lo mucho que nos preocupa el poder reincorporarnos a la vida diaria hasta que hice una encuesta en la que más de 100 mujeres me preguntaban: ¿cómo vivo después del cáncer?
En el artículo de hoy les comparto 5 prácticas que me han funcionado no solo para “vivir” sino para ser más feliz ahora que soy una sobreviviente de cáncer:
1. Enfócate en reducir el estrés en tu vida
Después de enfrentar una enfermedad como el cáncer, empiezas a entender que aquellas circunstancias que detonaban estrés en tu vida no eran tan importantes y esa es una lección que debes llevar contigo de ahora en adelante. No hay nada en esta vida que sea lo suficiente importante como para romper con tu equilibrio.
Sentir estrés es normal y no lo podemos evitar, pero ahora sabemos que en cuanto el estrés entra por el cuerpo debemos detectarlo, observarlo, entenderlo y dejarlo ir porque ya nos demostramos que podemos con los retos más grandes que la vida nos pone.
Así que el primer paso es enfocarte en vivir una vida que te llene de felicidad no importa qué signifique eso para ti porque es lo único que te permitirá vivir desde la paz.
¿Calmantes naturales para el estrés? Aquí hablo de ello.
2. Desarrolla nuevos hábitos
¿Sabías que me encanta bailar? A decir verdad, soy profesional, durante mucho tiempo me preparé para serlo y cuando pasé por el cáncer de mama me di cuenta que bailar era una de esas cosas que me hacía olvidarme de todo lo malo por qué, porque durante el tratamiento no pude hacerlo y al terminar supe que era un hábito que quería mantener en mi vida.
Durante años no baile y fue mágico reconectar con es pasión sólo una semana después de la cirugía que mi hija puso el Nintendo para que jugáramos bailando con las coreografías de todas las canciones que le gustaban.
Otro hábito que incorporé en mi vida fue aprender a comer de manera más conciente y enfocándome en la nutrición y no sólo en “la dieta para bajar de peso”. Antes no cuidaba tanto mi alimentación y hacer esto me ha permitido escuchar a mi cuerpo y entender mis necesidades.
Así que ahora que has superado la enfermedad, busca hábitos como el ejercicio, la meditación, la nutrición, la lectura o cualquier cosa que despierte tu espíritu y te de felicidad. Te ayudará a sentirte mejor y más motivada además de darle un “punch” a tu energía.
3. Reconecta con lo que te hace sentir feliz y plena
Retomar las pequeñas cosas que te hacían feliz es una buena forma de sentir que todo vuelve a la normalidad. Para mi eso fue trabajar, pero con un twist. Dejé mi trabajo de oficina para emprender este maravilloso proyecto y me siento más activa que nunca. ¿Qué hacías antes que no puedes esperar para rehacer? No tienes que ser todo de “jalón” pero poco a poco vuelve a empezar, te sentirás segura y tranquila de recuperar aquello que creíste habías perdido.
4. Ponte metas claras
Muy pocas veces hablo de lo importante que es buscar apoyo después del tratamiento. La realidad es que para mí fue de gran ayuda contar con alguien que me permitiera tener una nueva visión y perspectiva de lo que quería que fuera mi nueva vida. Establecer metas no es tan fácil sobre todo cuando vienes de una montaña rusa de emociones negativas que te hacen dudar de cada paso. Cuando entendí esto me di cuenta que quizá muchas de nosotras necesitamos una perspectiva externa para crear un plan de acción y llevar todo lo aprendido a lo que queremos conseguir en la vida.
Por eso que creé un espacio de acompañamiento a través del cual brindo sesiones online en las que podemos compartir y trabajar en aquello que te angustia. Es muy enriquecedor hacerlo con alguien que ha estado en el mismo lugar que tú.
5. Sé agradecida de todo, todo el tiempo
Aquí no hay mucho que decir. Tu cuerpo, tu mente y tu espíritu se unieron durante un periodo de tiempo para salir adelante y hoy más que nunca ser agradecido es una labor de todos los días. Para mi son incluso las pequeñas cosas las que me hacen sentir llenas de bendiciones; desde dormir sin dolor hasta la angustia que quitaron de mis hombros el día que terminé el tratamiento.
También podría interesarte: Cambia de perspectiva: Todo lo que necesitas para mantenerte positiva
La realidad es que planear tu vida después del cáncer va más allá de retomar tus antiguas actividades. Para mí, el cáncer fue una oportunidad que me permitió transformar mi vida, reconectarme conmigo misma, pero sobre todo replantearme para qué estoy aquí, qué quiero y hacia dónde voy.
Comments