
Es común escuchar que cuando uno enferma, enferman todos los que están a tu alrededor. Y creo que eso más bien se refiere a que una enfermedad como esta, cambia de tal manera nuestra vida, que la gente cercana a nosotros, familia y amigos, entran también en un proceso para el que no estaban preparados.
Y la verdad es que no estás enferma sola. Eres una mujer que forma parte de una familia, un grupo social, un equipo de trabajo y de una comunidad. Y si bien, es un momento en el que tenemos que concentrarnos en nosotras para sanar, también es cierto que la gente a nuestro alrededor se siente igual de perdida, sola, triste, frustrada, llena de miedos, de incertidumbre y sin saber cómo ayudar y acompañar.
Hoy tengo muy claro que mi enfermedad no sólo me cambió a mí. Indudablemente yo sufrí la mayor transformación, pero el impacto que genera en la vida de nuestros seres queridos es también grande y doloroso.