Es común escuchar que cuando uno enferma, enferman todos los que están a tu alrededor. Y creo que eso más bien se refiere a que una enfermedad como esta, cambia de tal manera nuestra vida, que la gente cercana a nosotros, familia y amigos, entran también en un proceso para el que no estaban preparados.
Y la verdad es que no estás enferma sola. Eres una mujer que forma parte de una familia, un grupo social, un equipo de trabajo y de una comunidad. Y si bien, es un momento en el que tenemos que concentrarnos en nosotras para sanar, también es cierto que la gente a nuestro alrededor se siente igual de perdida, sola, triste, frustrada, llena de miedos, de incertidumbre y sin saber cómo ayudar y acompañar.
Hoy tengo muy claro que mi enfermedad no sólo me cambió a mí. Indudablemente yo sufrí la mayor transformación, pero el impacto que genera en la vida de nuestros seres queridos es también grande y doloroso.
Y el papel que todos juegan es importante, y debes ser consciente de que ellos están sufriendo también. Debes abrir los canales de comunicación para que digas lo que quieres, lo que no quieres, lo que necesitas, lo que sientes y pedir ayuda. Y requiere de trabajo adicional, lo sé, pero hay una gran diferencia entre hacerlo y no hacerlo.
Se trata de que todos los seres importantes en tu vida, sepan cómo quieres y esperas que te acompañen, pero que también entiendas y aceptes que son vulnerables y que sienten dolor por ti y contigo. Aunque a veces no sepas ni entiendas qué es lo que quieres.
Yo me siento afortunada y muy agradecida de que mis personas favoritas en la vida siempre estuvieron ahí, a mi lado. Y agradezco que aprendí a valorar y a ser consciente de lo más importante en cada uno de mis roles y mis relaciones.
Mi increíble marido se mantuvo fuerte, firme, paciente y sobre todo muy tolerante con mis desplantes emocionales y mis cambios de señal, típicos de este proceso. Fue increíblemente respetuoso de mis decisiones, de mi descanso y me apoyó y acompañó en todo. Siempre echando porras y buscando hacerme sentir bien por más mal que me sintiera y que me viera. Creo que nuestro mayor aprendizaje como pareja es que nunca debes perder el tiempo dedicando de más a planear y pensar en el futuro, sino enfocarte en lo que tienes hoy, en disfrutar el presente porque al final del día es lo único que realmente tienes. Que el éxito en la pareja es la aceptación de cómo somos y la capacidad que tenemos de sacar lo mejor del otro en todo momento y ante cualquier situación de la vida.
Mi hija, mi ser de luz y maestra de vida sufrió mucho mi enfermedad. Y creo que no hay cosa más triste y preocupante que sentir que puedes perder a tu mamá cuando eres aún una niña. Verme vulnerable fue muy duro. La imagen de su mamá invencible y fuerte de pronto se derrumbó. Y el resultado fue un crecimiento acelerado y doloroso. A partir de mi enfermedad aprendí que nuestros hijos son a veces mucho más fuertes que nosotros, son motor y motivación, pero sobre todo inspiración para salir adelante. Decidí no volver nunca a perderme la posibilidad de escucharla con verdadera atención y disfrutar todos los minutos a su lado.
Mi mamá, siempre ahí, mi gran ejemplo de fuerza, mi sombra vigilante y continua durante todo mi tratamiento, apoyando, acompañando, resolviendo, preguntando…siempre al pendiente. Sin creerlo la necesitaba más de lo que me imaginaba.
Mi hermano, acompañante del alma, buscando opciones y caminos alternativos para sanar, conectando con mi esencia espiritual.
Mi padre, ahí, presente, acompañando, haciendo que las horas se convirtieran en minutos. Y otros grandes hermanos y maestros en mi vida compartiendo tiempo, energía, cariño profundo, recomendando libros, reflexiones, chistes, series, películas... pero sobre todo, regalando amor incondicional cuando más lo necesitaba.
Y al final aprendes que cada quien es capaz de dar lo que puede y que no debes juzgar ni tener expectativas de nadie. Todos somos diferentes y manifestamos apoyo y cariño de maneras únicas. Algunos pueden con estos procesos de vida y otros no. Se trata de recibir, apreciar y agradecer las muestras de cariño y apoyo por más grandes o chicas que sean.
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